Conexión del ombligo



Alguna vez leí algo que decía: "sea donde sea...florece!"
Pero son de esas mil cosas que lees y después van perdiendo sentido en tu vida, hasta que las olvidas, y cuando las vuelves a leer, retomas la fuerza que sentiste la primera vez que lo leíste... No recuerdo cuando fue que esa frase llegó a mi, y la olvidé, hasta que un día, estaba acostada en mi cama, con una tristeza profunda, de esas tristezas profundas que sientes que en cualquier momento, tu corazón se va a detener.
Estaba boca arriba, con los ojos cerrados y las lágrimas caían directo a la cuevita de mis orejas... mis hijos jugaban y como no estaban ahí conmigo, me di permiso de llorar un poquito... me abandoné al sentimiento de decepción, tristeza, y rabia que me desbordaba el alma, y de repente, sin sentir, ni escuchar, llegó mi niñita de improviso poniéndome una flor en el ombligo y se fue rápido, riéndose por toda la casa... había hecho su "travesura", su "sorpresa", su "bromita"... levanté la cabeza y me vi el ombligo floreciente y recordé inmediatamente la frase: "sea donde sea, florece"...
Me saqué una foto de mi panza floreciente, me levanté, fui al baño, me sequé las lágrimas...me miré al espejo y le dije al reflejo: "aunque me odies y seas mi enemiga, yo voy a florecer, contra tí y contra el mundo si es necesario, y no me voy a cansar de darte amor en el espejo, hasta que te rindas y no te quede otra opción, más que devolvérmelo"...
Salí de la casa y encontré a mi niña en el jardín... la abracé y le agradecí por haberme sacado de ese devastador momento, y por recordarme, que del ombligo me conecté a mi madre, y mi princesa a mi... el ombligo...
Y ahora, cada que veo imágenes como ésta, la hermosa naturaleza abriéndose paso, me veo a mi misma, haciendo lo mismo!