Que bueno que no nací en esa época!
Mi guerra eterna con la comida!
Contaba mi madre que cuando nací, pesé más de 4 kilos (por que ya me estaba pasando de tueste), y también contaba que comía como "lima nueva" y que en todas las partes del cuerpo, se me hacían "cinturitas", y que así fue, hasta que empecé a ir al Kinder; en donde la magia se acabó, se fue estirando el cuerpo y se empezaron a ir mis cinturitas, al igual que mi hambre voraz...
Desde que yo tengo recuerdo, nunca me ha gustado comer, lo veía como una ardua labor, a menos de que fueras milanesas con puré de papa o caldito de res (contaba mi mamá que sólo acompañando el caldito de res era que yo podía comer más de dos tortillas), y casi diario, me llegaba una inevitable urgencia de "ir al baño" a media comida, con la esperanza de que ya me quitaran el plato de la mesa, y lo maravilloso, era que sí ocurría!
El desayuno era igual de tormentoso, mi mamá se pulía con juguito, fruta, huevo, pan tostado; y yo le daba una mordida a cada cosa y salía con mi "ya no quiero", bajo los ojos de fastidio de mis papás y con la prisa del colegio, todos los días la libraba, hasta que llegó un día glorioso: Mi abuelita le dijo a mi mamá que a ella no le entraba nada de comida en las mañanas, y que a lo mejor, yo habría salido a ella! Ahhh! mi abue!!! Entonces le decía a mi mamá que efectivamente, yo había salido a mi abuelita, así que con un plato de papilla de "Cerelac" con "Chocomilk" era más que suficiente, y así crecí! Y de repente crecí tanto, que llegué a rebasar el 1.70 de estatura a mis 16 años con 48 kilos de peso... FLACA...
En la secundaria y la prepa se vino el bullying a todo lo que daba! "Vitola", "fideo", "spaguetti", "que buenas piernas porque no se te han roto", "vienes disfrazada de grulla", "radiografía", y podría seguir por horas mencionando tantas muestras de amor y compañerismo.
Obvio, llegué con mi mamá y le dije: "quiero engordar", a lo que con una sonrisa en la cara, me dijo: "te vas a comer todo lo que se te sirva, y vas a subir y bajar la calle de la casa de tu abuelita dos o tres veces en el día" pues ahí tienen a Murielita, terminando como sapo de comer y de arriba a abajo la calle... no subí ni un gramo.
Después me dijeron que con un licuado de plátano con avena 3 veces al día subiría de peso, lo hice por meses... tampoco funcionó.
Mi papá me compró pastillas de levadura de cerveza para que me diera hambre, me comía 3 ó 4 diarias, al menos comía mejor.
Llegué a los 52 kilos cuando me dijeron que estaba embarazada...
DIOS! que deliciosa era la comida!!! se me antojaba TODO! y todo era riquísimo! Subí 3 kilos en los primeros 3 meses, y del cuarto mes para el quinto, subí SEIS!!! subí 6 kilos en un mes!!!! El ginecólogo asustado, me puso a dieta, a lo que respondí con un: "está loco??? JAMÁS ME HABÍA GUSTADO COMER! jamás había entendido porqué el mundo entero hablaba del placer de la comida!, ni volviendo a nacer me pondría a dieta" y llegué a pesar 63 kilos a término del embarazo... subí 9 kilos en total, y los bajé a los 3 meses de lactar... volví a mis 52 kilos.
8 años después volví a embarazarme, pero esta vez le entré con más gusto a la garnacha y 3 tamales diarios! subí 15 kilos, que bajé también gracias a la lactancia...
Con los años aprendí a aceptarme tal cual soy, y ahora me encanta! (Y también me encanta ver a los que en algún momento se burlaron de mí, envueltos en su cobijita de grasa; o encontrándome por la vida con alguno que no deja de decir que me veo tan bien o preguntándome cual es el secreto)
No soy de buen comer, como muy poquito, muchas veces al día y como todo lo que se me antoja!
Mi hijo mayor está a punto de cumplir 18 años... y yo sigo pesando 52 kilos... no creo que la "Emulsión Plus Forma" me hubiera funcionado!
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